A pesar de que el título de esta nota contradice las coincidentes respuestas de los empresarios y/o productores teatrales entrevistados acerca de la no existencia de recetas o fórmulas de éxito y a pesar de que se vende la nota como que los mismos entrevistados develarán grandes secretos de la producción teatral que no lo son -ni grandes ni secretos, digo-, aún así rescato las observaciones y experiencias de estos profesionales del medio a los que siempre vale la pena escuchar o en este caso leer y por eso acá va este post que si afinan bien el ojo podrán disfrutar seguramente. GS
Miércoles 23
de julio de 2014 | Publicado en edición impresa
Secretos de
la producción teatral
La receta del éxito
El suceso de
una obra siempre es un misterio y se dice que no hay fórmulas; LA NACION habló
con nueve productores importantes para conocer sus secretos
Por Carolina
Amoroso | LA
NACION
"Los
empresarios sólo ponen dinero. Yo pongo mi capacidad de trabajo, mi pequeña
dosis de talento, mi fuerza interior", dijo alguna vez Carlos A. Petit, un
histórico hombre de teatro, conocido como el "zar" de la revista
porteña. Quizás esta afirmación arroje un poco de justicia sobre la producción
teatral, una profesión que, como la de los actores, también tiene mucho de
mística, pasión y riesgo.
Pocos seres
humanos pueden resistir el fracaso con la templanza de un productor de teatro.
Después de todo, fue también el propio Petit quien supo desterrar el exitismo
ilusorio con el que suele asociarse a los empresarios teatrales al confesar que
"el negocio del teatro es una sucesión de fracasos con algunos
éxitos". Lo cierto es que, aun conociendo esta verdad, año tras año, un
puñado de hombres (mezcla de malabaristas y visionarios) apuestan a sus
proyectos sabiendo que se embarcan en un juego cuyas escasas reglas pueden
cambiar aun en mitad de la partida. "No hay una fórmula para
producir", suelen decir los más avezados.
Sí, puede
que sea cierto. No parece haber una fórmula única, de ser así, serían todos
éxitos (algo que, sabemos, está lejos de la realidad). Pero aun en ese
escenario de incertidumbres y riesgos, ¿cuáles son los denominadores comunes
entre los productores que marcan el pulso de nuestro circuito comercial? ¿En
qué se diferencian? ¿Qué aprendizajes recogieron a lo largo de sus caminos? En
la búsqueda de éstas y otras respuestas, LA NACION conversó con nueve de los
productores más importantes de nuestro circuito comercial. Aquí, Lino Patalano,
Carlos Rottemberg, Sebastián Blutrach, Roberto Bisogno, Pablo Kompel, Ariel
Diwan, Gabriel García, Ignacio Laviaguerre y Javier Faroni comparten sus
experiencias y nos ayudan a esbozar las claves de su necesario y complejo
oficio.
Encontrar el material
Empecemos
por el principio: ¿cómo hace un productor para elegir una obra en el inmenso
mar de la dramaturgia universal? Hay quienes, como Ignacio Laviaguerre
(productor de la taquillera Más respeto que soy tu madre y de La cabra y La
duda, entre otras), deciden guiarse por su visión de espectador y elegir
materiales que, ante todo, los movilicen a nivel personal: "El primer
disparador para entusiasmarme es que me interese a mí como espectador
-asegura-. Si no, no puedo llevarla adelante". En el mismo sentido,
Sebastián Blutrach, productor de Forever Young, Toc Toc y El crédito, además de
ser director general de El Picadero, sostiene que es necesario sentirse
atravesado por el texto para apostar a la obra, y agrega: "Desde el punto
de vista comercial, pienso a qué tipo de público le puede interesar la temática
y qué capacidad económica tiene ese grupo de gente. A veces, la posibilidad de
lucimiento de un actor es una razón en sí misma para elegirla".
Así como
otros campos del consumo cultural, la producción teatral también está
atravesada por las tendencias, tanto en lo que refiere al origen de los textos
como al sello de su autor o a la elección del director. En los últimos tiempos,
la reiterada presencia de obras de Sebastien Thiéry, Jordi Galcerán, Yasmina
Reza, Neil LaBute y Mike Bartlett parecen abonar esta idea. "Creo que, en
estos tiempos, los autores extranjeros han prevalecido", asegura Javier
Faroni, productor de Casi normales, Al final del arcoiris y La casa de Bernarda
Alba. En el mismo sentido, Gabriel García (productor del musical Priscilla, la
reina del desierto) sostiene: "Están muy fuertes los autores
franceses".
Cuando de
tendencias se trata, algo parecido sucede en el rubro de la dirección, en la
que Daniel Veronese, Javier Daulte y Claudio Tolcachir figuran entre los más
convocados de los últimos años. "Lo importante es el talento. Después, hay
épocas donde se normaliza y los directores continúan con vigencia y quizá con
menos estrenos", señala Blutrach.
Cabe aquí
hacer un apartado para la dramaturgia argentina: años atrás, nombres como el de
Roberto Cossa y Carlos Gorostiza copaban la cartelera local. Sin embargo, en
las últimas décadas, son pocos los dramaturgos argentinos que logran ganar un
lugar en el circuito comercial (este fenómeno no se replica en el circuito
oficial ni en el independiente). A mediados del año pasado, en el teatro
comercial, las únicas obras de autores argentinos eran musicales: Camila,
nuestra historia de amor, El jorobado de París, Tango feroz y Manzi, la vida en
orsai. Atentos a esta tendencia, la Asociación Argentina de Empresarios
Teatrales y Musicales (Aadet), junto con Argentores y Actores, impulsó el concurso
Contar 1, una oportunidad para generar un encuentro entre los productores y los
autores nacionales, y así lograr que la dramaturgia local llegue también a los
teatros comerciales.
La comedia se impone
Según los
datos de Aadet, en la semana del 7 al 13 de julio, cinco de los diez
espectáculos más vistos fueron comedias (los restantes son del género music
hall o propuestas alternativas, como Fuerza Bruta). Este dato podría parecer
casual o meramente ocasional, pero lo cierto es que los grandes productores de
teatro coinciden en señalar que, en lo que respecta a la taquilla, las comedias
suelen imponerse. "En nuestro país, la comedia con buen texto es un
síntoma de una obra segura", observa Javier Faroni, aunque también destaca
que hay grandes dramas que funcionan bien y sostiene que el público local suele
elegir a las obras de texto por sobre los musicales. En el mismo sentido,
Laviaguerre opina: "También están en auge las comedias dramáticas, que
funcionan muy bien. Pero, en líneas generales, parecería casi indispensable que
el espectáculo tenga una cuota de humor".
Por su
parte, Gabriel García (hoy a cargo de una de las apuestas más fuertes de la
calle Corrientes) ejemplifica la primacía de la comedia a partir de su propia
experiencia: "Creo que la gente hoy quiere ver cosas divertidas. Hay mucho
drama en lo cotidiano y quizá las comedias son una opción para despejarse y
cambiar un poco la energía. Yo el año pasado hice El hombre elefante y fue una
gran obra en mi opinión. Pero era una historia muy fuerte y no resultó como
esperábamos. Todos salían conmovidos, pero el público no la eligió".
Las figuras
Los actores
son, sin dudas, un elemento clave a la hora de pensar un proyecto teatral y en
ocasiones pueden llegan a ser el gran disparador. Por esto resulta casi
inevitable ligar al teatro comercial con la presencia de las llamadas
"figuras", que, como bien las define Roberto Bisogno (hoy a cargo de
La Comedia, el Apolo y el SHA), "son aquellos actores y actrices que están
muy arraigados en el gusto popular" y que, por consiguiente, logran
traccionar la taquilla. Tomando esa definición, buena parte de los productores
consultados coinciden en señalar que es importante la presencia de, por lo
menos, una figura para convocar al público. "La variable «¿con quién?» es
fundamental", asegura Pablo Kompel, productor de obras como Red, Dos
pícaros sinvergüenzas y Novecento y CEO del Paseo La Plaza. "Es un punto
de partida para el teatro comercial", agrega.
No se pueden
dejar de lado las excepciones que confirman la regla: éxitos rutilantes como
Toc Toc, que si bien cuenta con sólidos elencos (tanto en Buenos Aires como en
su gira nacional) no tiene figuras tan reconocidas por el público masivo. Lo
que se impone en este caso es la calidad de la obra y la aceptación del público
por sobre cualquier otro parámetro. Un ejemplo que prueba que, como asegura
Kompel, "la única verdad es el de boca en boca".
Lo mediático
Parecería
casi obvio pensar que la presencia en televisión de una figura beneficia a la
taquilla de la obra en la que esté. Sin embargo, no hay una relación causal
entre ambas cosas. Las reglas del consumo teatral poco tienen que ver con las
de la pantalla chica. Según cuenta Carlos Rottemberg (dueño del Multiteatro, el
Liceo y el Tabarís), hay ejemplos de ambos casos: aquellos en que la presencia
televisiva ha beneficiado a la convocatoria teatral y aquellos en los que ha
jugado en contra: "Hay demasiados ejemplos de bordereaux que se han caído
ante el ingreso de un actor taquillero en teatro a la pantalla de difusión
gratuita", dice. En el mismo sentido, Lino Patalano (hoy al frente del
Maipo y Maipo Kabaret, y productor de Salsa criolla, histórico suceso teatral)
sostiene: "Es cierto que la cuota de pantalla que pueda tener un actor lo
hace atractivo para la taquilla y por eso generan sucesos teatrales. Pero
muchas veces el público que los ve en televisión, en lugar de sacar la entrada
para el teatro, los espera a la salida para sacarse fotos. Y otras veces
actores que no pisan la televisión para nada producen éxitos
impresionantes". Bastan ejemplos: Toc Toc,Le prenom, y hasta hace poco,
Forever Young, sin figuras televisivas y éxitos inmensos.
Intuir el éxito
"Lo más
difícil de nuestra profesión es lograr acertar con el gusto de la gente cuando
uno decide producir tal o cual espectáculo -observa Javier Faroni-. No hay un
parámetro para determinar a priori qué puede pasar con un título. Por supuesto
que hay obras en las que uno, por el texto, los actores que la protagonizan o
la temática, tiene menos posibilidades de error. Pero a la larga, pasan los
años y seguimos no sabiendo nada. Si no, todos haríamos éxitos y en nuestras
carreras hay muchos más fracasos que éxitos."
De esta
manera, Faroni sintetiza la respuesta que más se repite entre los productores
cuando se les pregunta cómo hacen para evaluar si una obra será o no exitosa en
la cartelera local. Por supuesto que puede haber indicadores externos, como si
la obra que estrenarán fue o no un éxito en el exterior, en caso de tratarse de
un texto extranjero. Pero aun tomando ese parámetro, el público argentino tiene
sus particularidades y se diferencia notablemente de otras audiencias
teatrales. En este sentido, bien vale recordar el ejemplo de Brujas, una
comedia producida por Carlos Rottemberg que batió récords en la Argentina, pero
que, con su título original, Entre mujeres, no logró cautivar al público de
España, país en el que surgió la versión original.
Sin embargo,
para estos grandes conocedores de la escena, sí resulta más sencillo saber si
será o no un éxito de taquilla una vez que se estrena. Rottemberg, con cuarenta
años de oficio a cuestas, logra percibirlo en la misma semana del estreno. Algo
similar le sucede a Lino Patalano, quien, no obstante, establece una distinción
entre dos tipos de proyectos: "Si el elenco está conformado por primeras
figuras, de las consideradas taquilleras, lo sé desde la primera función. Si,
en cambio, es un elenco de los llamados «no comerciales» puede pasar hasta más
de un mes para saberlo. En los buenos espectáculos, el de boca en boca ha hecho
milagros. Además, hay algo que es inapelable: la decisión del público. Ellos
saben generalmente desde el vamos qué es lo que quieren ver y qué es lo que no.
Y cuando deciden que no, no hay publicidad que valga".
Si de éxitos
hablamos, Ariel Diwan, productor de Stravaganza, sin dudas, sabe de qué se
trata. "Yo me dedico a la construcción desde hace veinte años. Cuando vino
el proyecto de Flavio [Mendoza], estaba decidido a retirarme del teatro. Dije:
«Hago algo grosso y me voy». Y después, nos fue como nos fue y seguimos."
Stravaganza (con sus diferentes espectáculos) es, desde hace varios años, un
líder de taquilla, y alcanzó desde su primer estreno hasta hoy una recaudación
bruta de cerca de 250 millones de pesos. Pero fueron muchos los riesgos que
implicó, antes de su estreno, una producción de esta envergadura:
"Productores para hacer obras hay miles, pero para poner 15 o 20 millones
de pesos no hay tantos. Para recuperar la inversión, con esta obra tenía que
pasar algo que no había pasado en la historia del teatro antes", destaca
Diwan.
Ante el fracaso...
¿Qué pasa
cuando una obra no es elegida por el público? ¿Cuánto tiempo puede permanecer
en cartel? "Por más mal que vaya, como mínimo les doy el tiempo que dura
el contrato que haya firmado con los actores", responde Lino Patalano. Por
su parte, Javier Faroni señala: "Siempre se piensa en dos o tres meses,
pero una obra que quizás en Capital no funciona, tiene mejor destino en el
interior o en las plazas teatrales del verano. No siempre un éxito en Buenos
Aires funciona en el interior o un éxito de Mar del Plata o Carlos Paz es para
la Capital".
Así,
apelando a su experiencia, a la intuición y esperando contar con una pizca de
suerte, los productores de una de las escenas más vitales del mundo se arrojan
al impredecible abismo del teatro esperando encontrarse, fracasos mediante, con
el sueño del productor: una sala repleta y una larga ovación que, aun cuando
están lejos del brillo del escenario, también será para ellos.
Las diez claves de la producción teatral
- Las figuras son importantes y los productores suelen preferir contar con una figura convocante. Sin embargo, no son condición suficiente para garantizar un éxito.
- Si hablamos de teatro de texto, la comedia suele convocar más público que el drama.
- La única verdad es el de boca en boca.
- No hay bombardeo publicitario que logre transformar un fracaso en éxito.
- Los productores con más años en el rubro suelen darse cuenta dentro de la primera semana si la obra va a funcionar o no.
- Es difícil que una obra que no funciona bien en la taquilla logre revertir la tendencia. Sin embargo, sí puede darse el caso contrario: que una obra que está funcionando bien pueda caer en convocatoria rápidamente.
- La presencia en televisión de una figura puede beneficiar o perjudicar a la taquilla teatral, hay ejemplos de ambos casos. La exposición televisiva no siempre juega a favor.
- Lidiar con el fracaso es parte fundamental del trabajo. Salvando excepciones, el fracaso suele ser más frecuente que el éxito en la carrera de un productor.
- Un productor debe ejercitar la templanza, generar credibilidad, apasionarse por los proyectos y no perder de vista su función.
- La suerte, como en la vida misma, también juega un papel.